miércoles, 19 de agosto de 2015

Diego Arria: “¿Tendrá el chavismo un juicio a lo Nuremberg?"

Mario Szichman






(Fotos de Luisa Benavides)


(Una versión de este reportaje fue publicada en la versión digital del 
Diario Tal Cual de Caracas, Venezuela, el 18 de agosto de 2015)

El actor Robert Mitchum, uno de los grandes de Hollywood, disfrutó en la década del cuarenta de numerosos trabajos; solía participar en cinco o seis películas al año. A veces tenía la fantasía de que en el curso de una filmación, tras abrir una puerta para abandonar una vivienda, tropezaría con su alter ego, que ingresaría a la vivienda procedente de otra filmación. 
Diego Arria podría abrigar similar fantasía, aunque su alter ego está mucho mejor estructurado. Es un político venezolano con una muy destacada participación en las Naciones Unidas durante la década del noventa. Fue representante permanente de Venezuela ante la ONU (1991–1993) y presidente del Consejo de Seguridad (1992) en un momento muy álgido, previo al genocidio en Srebrenica, un enclave bosnio musulmán en la ex Yugoslavia. Tras visitar Srebrenica presidiendo la primera misión en la historia del Consejo de Seguridad a un teatro de guerra, Arria pronosticó las futuras matanzas señalando que el enclave “era un campo de concentración vigilado por la Fuerza de Protección de las Naciones Unidas” y que los habitantes de Srebrenica enfrentaban “un genocidio en cámara lenta”.  La predicción se concretó en julio de 1995, cuando más de 8.000 bosnios musulmanes, en su mayoría niños y adultos, fueron asesinados por el ejército bosnio serbio bajo el comando del general Ratko Mladic. Arria  acusó a las grandes potencias de haber hecho muy poco para evitar la masacre que en su concepto radicalizaría reacciones de grupos musulmanes en el mundo como respuesta a la falta de acción de la comunidad internacional. Y lamentablemente esto viene ocurriendo.
Es evidente que Arria, como Robert Mitchum, podría ingresar en algún momento por una puerta, con los atributos de un diplomático que de manera escasamente diplomática nunca se calla la boca, –al punto que acusó a la ONU de “cover–up,” encubrimiento de lo que estaba ocurriendo en Srebrenica–, y tropezar enseguida  con su alter ego, un político venezolano que no se cansa de criticar al gobierno de la Revolución Bolivariana, y que ha sufrido duras represalias por su batallar. En mayo de 2010, por órdenes del entonces presidente venezolano Hugo Chávez Frías, invadieron y saquearon su finca La Carolina, en el estado Yaracuy. Días antes, Arria había pronunciado un discurso en el Foro de la Libertad, en Oslo, sugiriendo que Chávez terminaría enfrentando un tribunal por la comisión de “crímenes de lesa humanidad”. 
Este reportaje se realizó a lo largo de una semana, en la ciudad de Nueva York.

Mario Szichman: –Diego, parecería existir una diferencia entre tus actividades como diplomático en la ONU, y como político en Venezuela. Tú lograste dialogar con algunos responsables de la masacre de Srebrenica, inclusive con el presidente de Yugoslavia Slobodan Milosevic, a quien se le procesó por genocidio en Bosnia.  Sin embargo, nunca pudiste entablar un diálogo con el gobierno chavista.
          
Diego Arria: –No olvides que cuando negociábamos era buscando la paz en medio de una guerra provocada por el fanatismo. Pero lo hacíamos como representantes de la cúpula política del mundo-- el Consejo de Seguridad de la ONU. Diez años después fui como testigo del Fiscal en La Haya en el juicio a Milosevic, quién nunca pensó que ese día llegaría. La justicia internacional puede tomar tiempo pero llega. Esa es la lección.
M.S.: –Ante ese panorama desolador ¿Cuál es la salida? ¿Tienes alguna propuesta?
D.A.: –No hay salida posible si no rescatamos los poderes públicos –hoy secuestrados por el régimen– Por eso he venido proponiendo hacerlo vía una iniciativa constituyente, con un periodo de transición de tres años que permita desmontar la telaraña jurídica, económica y social que atenaza al país. Claro eso es si realmente se quiere rescatar Venezuela y no solo ocupar pequeños espacios de poder.
M.S.: –Habría que preguntarse, como en El Burlador de Sevilla ¿Tan largo me lo fiais? ¿Crees que el pueblo venezolano aceptará ese período de transición de tres años en un país donde cada minuto cuenta?
D.A.: –Hay que decirles a los venezolanos el equivalente a lo que un médico le puede llegar a decir a uno ante el cuadro clínico de un familiar: “Su estado es grave, estamos ante una situación de emergencia que nos obliga a tomar  acciones radicales y extremas. Existen muchos riesgos pero sin asumirlos no habrá recuperación.  Es muy duro lo que les digo pero créanme no hay otra solución. Lo pueden ir medio curando y medio recuperando con medidas menos intrusivas. Pero nunca, les repito, nunca, se convertirá en el ser vivo y pleno que ustedes quieren”. Así está hoy Venezuela. Puede ser sanada y rescatada pero su tratamiento no será con aspirinas.
M.S.: Tu propuesta me parece utópica en un país donde todos los gobiernos, y especialmente el chavista, fomentaron the instant gratification.


D.A.: –Eso es cierto y preocupante.  Durante generaciones, se ha venido desconociendo  nuestra verdadera realidad económica y social. Ha existido, por parte de muchos, una dependencia emocional del estado. La mayoría del pueblo ha tenido una dependencia equivalente en el campo de la economía, a través de la educación, la sanidad, y otros servicios públicos gratuitos. Y esta “adicción” ha venido pasando de generación en generación. Veo con alarma cuantos dirigentes jóvenes siguen anclados en ese pasado. Y que creen –y les han hecho creer–  que el simple hecho de ser jóvenes es una credencial.
M.S.: –Hace algunas décadas publicaste el libro “Primero la Gente”, donde hablabas de Venezuela como una especie de paraíso en medio de un océano de dictaduras. Y señalaste una dicotomía entre recursos y libertad. Parecía un planteo quimérico pero realizable. ¿Qué ocurrió en el medio?
D.A.: –Señalaba en la introducción al ensayo que “muchos  países tienen libertad sin recursos y otros recursos sin libertad. Nosotros tenemos recursos y libertad. Si aprendemos a usarlos tendremos un país estable con prosperidad económica y social…pero en cambio si no lo hacemos correremos el riesgo de perder la oportunidad, los recursos y la libertad”.
                Eso lo escribí hace 32 años y fui rechazado porque estaba inquietando a los venezolanos. Era como un aguafiestas. ¿Cómo se me ocurría decir algo así con dos partidos políticos fuertes y responsables como AD y COPEI que yo calificaba como las viejas maquinarias? Bueno ya vimos lo acontecido, yo perdí la elección pero el país perdió hasta la libertad.
M.S.: – ¿Sigue existiendo Venezuela como país?
D.A. – Más que un país, Venezuela se ha convertido en un espacio poblado. Donde la mayoría de su gente se ha acostumbrado a que el Estado le provea de servicios gratuitos de todo tipo, aunque sean malos. Es muy difícil que surjan verdaderos ciudadanos cuando un estado se ha convertido en una casa de beneficencia pública. Una sociedad cuya única riqueza material es un recurso natural otorgado por el Todopoderoso y no producto del esfuerzo, es una sociedad débil. Eso explica para mí en gran medida cómo “el bravo pueblo” ha venido aceptando tanta humillación, tanto abuso de una pandilla miserable.
M.S.: – En caso de un triunfo de la oposición ¿se tenderá una mano al derrotado?
D.A.: – Querer forzar la cohabitación sobre el olvido y el borrón y cuenta nueva no nos asegura el futuro. Por lo contrario, lo pone en peligro. La aplicación de justicia no puede ser considerada una acción radical. La justicia es, sencillamente, justicia.
M.S.: – ¿Estás proponiendo un juicio a lo Nuremberg?
D.A.: – No tengo dudas que los principales jerarcas del régimen, tanto  civiles como militares, acabaran siendo procesados. Pero no será como en Nuremberg que fue un tribunal especial. Serán procesados en el hermoso palacio del Tribunal Supremo de Justicia en Caracas cuando rescatemos su independencia. Algunos de ellos serán  también solicitados por la justicia internacional dada la naturaleza de los delitos cometidos como por ejemplo el tráfico de drogas.
M.S.: –Tú afirmas que habrá fraude electoral si no hay observadores internacionales.
          D.A.: No lo digo yo solamente. Hasta la MUD, que es muy cuidadosa en sus apreciaciones sobre el manejo electoral, lo afirma. Incluso su  candidato Henrique Capriles tuvo la acertada iniciativa de ir a la OEA a insistir sobre su importancia.  Entonces asegurar que  es posible darle al gobierno “una paliza” sin la presencia de observadores internacionales no parece responsable. Ya nos ocurrió en la campaña presidencial donde es indudable que Capriles ganó, aunque no defendió la victoria que fue la del pueblo venezolano.
         M.S.: – ¿Qué debe hacer entonces la oposición? 
D.A.: Creo que sus dirigentes deben ser sinceros con el país. Informar que al no tener monitores internacionales aumenta de manera monumental el riesgo de que nos roben la victoria. Eso exige aumentar el nivel de compromiso y de voluntad de salir a defenderla..  Por cierto, esta semana presenté una propuesta pública “Así sí vale la pena votar el 6D” y que te resumo: Votar el 6D debe tener como propósito central desmantelar el régimen tiránico, centralizado, militarizado y corrupto, entregado al régimen cubano. Es una elección para la refundación de la República y rescatar los poderes públicos, y para que, como paso inicial, la AN, desaloje del poder a los siguientes funcionarios, venales y prevaricadores: la Presidenta  y demás miembros del TSJ, el Presidente y demás miembros del CNE, La Fiscal General, el Contralor General y el Defensor del Pueblo. Insisto en que es imprescindible un compromiso efectivo de defender su resultado. ¿Soy optimísta en esta? La verdad que no, pero debemos insistir e insistir.
            
 
     M.S. – El senador Aloysio Nunes Ferreira, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Brasil, dijo en fecha reciente que existe “el riesgo de un fraude electoral gigantesco” en las elecciones parlamentarias a llevarse a cabo en Venezuela el próximo 6 de diciembre. ¿Crees en ese vaticinio, o es exagerado?
D.A.: – La verdad es que durante todos estos “años horribilis “como diría la Reina Isabel de Inglaterra los gobernantes y políticos de la región han sido reticentes para opinar primero sobre Chávez y luego sobre Maduro. Unos por indiferencia, otros por temor a expresarse y el resto por acomodo a intereses muy particulares. Se han escondido detrás de esa especie de muralla llamada soberanía que sirve para atacar y para defenderse según el caso. Por esto cobra especial trascendencia la denuncia del Senador Nunes Ferreira. Formula esa afirmación pues es evidente la inexistencia de un árbitro electoral. Lo que existe en Venezuela es el Consejo Nacional Electoral, un órgano al servicio del régimen. Lo he llamado siempre el ministerio de elecciones.
M.S.: ¿Puede el gobierno cometer ese “fraude colosal” del que habla el senador brasileño? En caso afirmativo ¿qué herramientas utilizaría el gobierno?
Creo que este link de una nota de Luis Manuel Aguana resume muy bien la situación, http://ticsddhh.blogspot.com/2015/08/los-hilos-de-un-fraude-gigantesco.html).
M.S.: – Aguana dice que es factible un fraude. Y ofrece estos datos:
–Existe “la imposibilidad de contar con una auditoría independiente del Registro Electoral que nos indique la verdadera cantidad de electores”.
-El sistema de captahuellas, que parecería garantizar “un-elector-un-voto” es, de acuerdo a Aguana, “una mentira” avalada “por una oposición cómplice”.  El sistema “mejora considerablemente la posibilidad del voto múltiple (una persona con diferentes nombres, varios números de cédula y mismas huellas registradas en distintas máquinas”.
- Hay un “aumento consistente de nuevos centros en zonas de difícil o imposible acceso opositor”.
-Se propicia el “gerrymandering”, o distribución tramposa de los distritos electorales. De esa manera, una minoría de votantes escoge a la mayoría de los legisladores.  Seis estados, que concentran el 52 por ciento del Registro Electoral, solo elegirán a 64 diputados. En el resto de los estados, donde se concentra el 48 por ciento de los votantes, serán electos 103 diputados.
           D.A.: -Es que ya el monopolio de los medios de comunicación masivos de TV y Radio no le sirve mucho al régimen para esconder la magnitud de la crisis que sufre el país y que se profundiza de manera acelerada. Este control fue vital en el pasado cuando el tema del abastecimiento de alimentos y medicinas no era tan serio. La violencia que se sufre en el país se puede minimizar pero no esconderla del todo. Siendo ésta la realidad solo el órgano electoral pude salvarlos de una derrota colosal como sería el caso. Y pasar del 15-20 por ciento de apoyo que tiene hoy el régimen a más del 50 por ciento requiere, como dice el senador brasileño, “un fraude colosal”. Podría repetirse la historia que saquemos más votos y tengamos menos diputados gracias al rediseño de las circunscripciones electorales. Nunca, nunca ha sido más peligroso para el régimen perder el control del país vía la Asamblea Nacional que incluso podría-como propongo- hacer procesar a Maduro ante un nuevo he independiente Tribunal Supremo de Justicia. No sería venganza ni de retaliación como dicen algunos dirigentes: simplemente sería un imprescindible acto de justicia.
        M.S. –En tu denuncia: “¿QUÉ SE ESPERA?” Mencionas la caída del barril de crudo, un bolívar convertido en papel mojado, la posible hiperinflación, la ola de asesinatos, la violación a los derechos humanos como elementos, supongo, de una situación insostenible. Sin embargo, nadie cree que habrá otro Caracazo.
D.A. –Mario: sin duda que la situación es insostenible. Basta con preguntarle a cualquier ama de casa cómo se las arregla para alimentar a su familia con un ingreso convertido en una miseria que no alcanza para comprar alimentos y medicinas –esto es, cuando se consiguen. El régimen ha guardado los recursos que quedan para financiar a su gente en la campaña, En cualquier otra sociedad el cuadro actual habría generado una explosión social-que no puede descartarse aquí tampoco. En cuanto a la diferencia con el Caracazo es que la oposición no está suscitando algo similar como lo promovieron quienes hoy gobiernan, según se ha podido comprobar.
        M.S.: – Te gusta siempre pensar “out of the box,” fuera de la caja. ¿Por qué no seguir los carriles tradicionales?
D.A.: –Buscar soluciones tradicionales a una situación que además de inédita es abominable no conducirá a nada efectivo. “Pensar fuera de la caja” no es un delito  ni una violación constitucional: es simplemente una necesidad. Si seguimos actuando como si viviésemos una normalidad democrática y no bajo una tiranía de una pandilla  apoyada por la cúpula militar corrupta, seguiremos atrapados.
M.S.: –Muchos podrían acusarte de buscar un golpe de estado.
D.A.: – Estoy buscando un golpe… pero a la conciencia de los venezolanos para que adviertan las consecuencias que tendrán para el futuro de todos el no enfrentar la realidad actual. Mientras dirigentes políticos sigan comiendo bien y tengan ingresos, seguirán en su zona de confort y no sentirán la necesidad y la urgencia de rescatar el país. Vivir  en negación ha tenido un costo horrible –más para nosotros que para ellos
M.S.: – ¿Por qué le caes tan duro a la oposición?
D.A.: – No es cierto eso. Comento las debilidades que observo con el ánimo de que se corrijan pues no quiero contribuir a debilitarla. Son sus actos y posiciones los que la debilita. En mi criterio la oposición formal como hoy está constituida –y a juzgar por sus pronunciamientos públicos– es chavista light. Refleja visiones que corresponden a realidades normales y no a la nuestra. Estamos obligados a hablar con claridad. A no ser “políticamente correctos”. A ser sinceros. Venezuela no tendrá jamás el futuro que merece sin una refundación de la república. Sin una reinvención del estado. Eso implica una verdadera transformación global que no puede hacerse de manera convencional. ¿Tú crees que los miles de activistas chavistas incrustados en todos los espacios públicos van a permitir los cambios indispensables? Por supuesto que no; al igual que los llamados colectivos. Aquí enfrentamos la posibilidad real de que se intente formalizar el estado del poder comunal. Una fuerza armada convertida en una fuerza cómplice de delitos criminales. ¿Cómo se puede evitar eso cuando el régimen tiene el de todos los poderes públicos? Esas son para mí realidades evidentes que no pueden pasar desapercibidas, que deben ser denunciadas y enfrentadas. Y no cuando se presenten, sino a partir de ahora. Mario te ruego te sumes y firmes mi propuesta “Así sí vale la pena votar el 6 D”. Allí verás por qué lo digo.



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