Hace poco más de un mes (el 28 de junio) falleció
nuestro querido y admirado Mario Szichman. Ha sido difícil aceptar su ausencia. Amigo incondicional, periodista apasionado de
su oficio, narrador prolijo, con un
agudo sentido del humor, extraordinario ser humano.
Mario nació en Buenos Aires el 2 de
enero de 1945, llegó a Caracas en
1967. Trabajó en la revista Auténtico, y fue director del Suplemento
Cultural del diario Ultimas Noticias.
Regresó
a su ciudad natal en 1971 y, en 1975, volvió a Venezuela para quedarse por
cinco años más. En 1980, tras ganar el Premio de Literatura Ediciones del Norte de Hanover, New Hampshire,
Estados Unidos, por su novela A las 20:25 la señora entró en la
inmortalidad, viajó
a Estados Unidos, junto con su esposa
Laura Corbalán. Se residenciaron en Nueva York, allí trabajó para la Associated press por diecinueve años y como corresponsal
del periódico Tal Cual.
Desde el momento en que pisó La Guaira se enamoró de esta tierra de
gracia y de su gente. Su compromiso con el país estuvo vivo hasta el
final de sus días. Su verbo se exaltaba cuando escribía sobre los desmanes del
chavismo. Fue un crítico implacable de todos aquellos que, dejando a un lado el bien común, se
centraban en intereses personalistas, contribuyendo al deterioro sostenido de
una Venezuela empobrecida y arruinada.
Nos queda su obra: sus novelas
históricas, seis de ellas reunidas en dos series: “La trilogía del mar dulce” formada por La
Crónica Falsa, reescrita luego con el título de La verdadera crónica falsa, Los
judíos del Mar Dulce y A las 20:25 la
señora entró en la inmortalidad, novelas que relatan las peripecias de una familia judía que trata de reinventarse a
fin de ser aceptada en la sociedad argentina y “La
trilogía de la patria boba”, conformada por
Los Papeles de Miranda, Las dos muertes del general Simón Bolívar y Los años de la guerra a muerte. Novelas
que narran las peripecias de los próceres de la independencia venezolana.
Desde hacía aproximadamente dos años trabajaba en la
elaboración de la biografía de Diego
Arria, político venezolano de una larga y notable trayectoria en mundo
diplomático, a quien Mario admiraba, y por quien sentía un gran afecto. Todos los jueves, Mario se reunía con Arria en
su apartamento de Manhattan, a conversar de diversos temas. Fruto de esas entrevistas, elaboró un
documento de casi cuatrocientas páginas. En la última conversación que sostuvimos
me encomendó encarecidamente que llevara a buen término la tarea y entregara el texto a
su amigo.
Conocí a Mario el año 2010. Nuestro
primer contacto fue de índole epistolar, a raíz de un trabajo sobre Los
papeles de Miranda, que presenté en el
coloquio del CRICCAL, en la Universidad de Sorbona de París. A partir de ese momento, entablamos un
fructífero diálogo que duró ocho
años.
Mario celebraba lo que él llamaba
“la imaginación dialógica”, se refería a ese compartir de ideas para
enriquecerlas. A lo largo de sus
procesos creativos compartimos opiniones sobre las tramas, los personajes,
incluso aspectos de estilo. Para él,
todo comentario era un aporte invaluable. Reconocía con absoluta
generosidad todas aquellas sugerencias, críticas o comentarios que amigos o lectores le ofrecían.
En el 2012, en el marco de las conmemoraciones
de los bicentenarios de las independencias de los países del continente
americano, el
Departamento de Lenguas Modernas de la
Universidad de los Andes, Núcleo Trujillo, realizó un seminario sobre Novela
Histórica, actividad que estuvo dedicada en sus novelas: Los papeles de Miranda, Las dos muertes del general Simón Bolívar y
Los años de la guerra a muerte. Fruto
de esa actividad es el libro Trilogía de la Patria Boba de Mario Szichman.
Una propuesta de novela histórica del Siglo XXI. Trabajos críticos sobre su
Obra, publicado en 2014.
Además de sus libros de ensayo Uslar:
cultura y dependencia, Miguel Otero Silva: mitología de una generación
frustrada y El imperio insaciable, Mario dejó una serie de textos: relatos
cortos, reseñas de libros y películas, artículos sobre la situación política de
Venezuela, etc., reunidos en este blog, en el que estuvo publicando dos veces
por semana desde el 2013 hasta el 2018.
A principios del año 2013 le sugerí la creación de este blog y la idea le agradó. Yo me encargué de la carpintería y de la promoción.
Lamentablemente no leeremos nuevos artículos de Mario en este espacio, pero los
invito a que, de ahora en adelante, el blog se convierta en un lugar para
celebrar y analizar su obra. Los
interesados en contribuir pueden dejarme mensajes en el post y yo me pondré en
contacto directamente, para que me envíen los textos subirlos.