Mario Szichman
Parte de la
leyenda sobre la transfiguración de la novela To Have and Have Not en una joya del cine, la fabricó su director,
Howard Hawks.
Según dijo en una
entrevista, un día planteó un desafío a su amigo, Ernest Hemingway. “Dime cual
es la peor novela que has escrito, y la transformaré en una magia del
celuloide”, informó Hawks al escritor. Y Hemingway, a good sport, dijo que en su opinión, compartida por varios
críticos, esa novela llevaba el título de To
Have and Have Not (1937).
En realidad, muy
pocas cosas quedaron del texto original cuando Hawks le encargó a William
Faulkner la tarea de escribir el guión de la novela, excepto el nombre del
protagonista, Harry Morgan.
En el territorio
del guión, el autor de The Sound and the
Fury acopió muchos elogios, pese a que algunos de sus biógrafos consideran
su paso por Hollywood un incidente menor.
Dos de los
clásicos que llevan la marca de Faulkner, ambos filmados por Hawks entre 1944 y
1945, provienen de autores que en esa época eran mucho más célebres que el más
famoso y original de los escritores norteamericanos del siglo veinte. En tanto To Have and Have Not fue escrita por el
mayor rival de Faulkner, el otro gran script
tiene como origen el policial noir The Big Sleep, de Raymond Chandler. Ambas
películas fueron interpretados por una pareja que se convirtió en una de las
grandes leyendas del cine, Lauren Bacall y Humphrey Bogart.
En esta época de
metalenguaje e incesante traducción de géneros, sería bueno hacer un filme fusionando
la fantasía de Hollywood con la realidad de los actores y actrices que
protagonizaron esas películas.
Faulkner, el taciturno,
solitario, alcohólico autor, tuvo que ir a trabajar a la Meca del Cine
simplemente por razones financieras. No se sentía muy cómodo en el rol de scriptwriter, especialmente cuando debía
trabajar en la novela de un rival como Hemingtway. Pero, como estaba “quebrado
y con sus obras agotadas y sin posibilidad de ser reimpresas”, decidió aceptar
la tarea que compartió con un excelente guionista, Jules Furthman.
Hawks simpatizó de
inmediato con Faulkner. La camaradería se prolongó hasta la muerte del escritor,
en 1961. De acuerdo a Hawks, quien debería haber inventado el lema: “En el
Lejano Oeste, cuando nos dan a elegir entre la verdad y la leyenda, siempre
imprimimos la leyenda”, la amistad entre ambos surgió de una fenomenal
borrachera. Tras una reticente conversación, debido a que Faulkner tenía un
acento del Deep South y era difícil entender más allá de un diez por ciento de
sus palabras, Hawks lo invitó a beber al bar de un hotel. Se ignora si la
conversación se prolongó muchos minutos, aunque sí la ingestión de alcohol. A
la mañana siguiente seguían bebiendo, aunque habían caído en el mutismo completo.
A partir de ese momento, Hawks convirtió a Faulkner en un inseparable miembro
de su entorno. Además, ambos eran buenos cazadores, y cada vez que tenían un
momento libre, realizaban excursiones por áreas rurales.
En cierta ocasión,
el actor Clark Gable, otro gran amigo de Hakws, se sumó a una expedición de
caza. Y allí surgió el famoso intercambio de palabras entre Gable y Faulkner.
Gable, en ese momento
el más famoso actor del mundo, tras el éxito de Lo que el viento se llevó, formuló algunas acotaciones sobre
literatura. En ese momento ignoraba quien era Faulkner. Luego le preguntó
cuales consideraba los mejores escritores vivos. Faulkner mencionó a Thomas
Mann, a Willa Cather, a John dos Passos, a Hemingway, y finalmente se incluyó
entre esos narradores.
Gable quedó desconcertado
y dijo, “Señor Faulkner ¿usted escribe?” y Faulkner le respondió: “Sí. Y usted,
señor Gable ¿cómo hace para ganarse la vida?”
Faulkner comenzó a
trabajar para Hawks escribiendo cuatro cortos treatments, sinopsis de cuentos y novelas que nunca fueron llevadas
al cine. Logró que filmaran The Story of
Temple Drake, basada en su novela Sanctuary, la más sensacional de su producción
literaria, y que nunca figuró muy alta en su aprecio (“La escribí solo porque
necesitaba dinero”, dijo luego a The
Paris Review). Pero su momento de mayor creación a nivel de guiones llegó
cuando Hawks lo contrató para hacer la versión cinematográfica de To Have and Have Not.
En esa ocasión,
como ocurriría luego con The Big Sleep,
la tarea de Faulkner fue convertirse en un médico general del script. No solo usó sus dotes
terapéuticas, sino también quirúrgicas.
La novela cuenta
la historia del capitán de una lancha pesquera que opera en Key West, Florida.
Harry Morgan, un hombre honesto, afectado por la Gran Depresión, se ve obligado a pasar contrabando entre Cuba
y Florida. Un día, un cliente que parece tener mucho dinero lo contrata para
salir a pescar. Y al retornar a tierra, desaparece sin pagar aquello que adeuda
y lo deja en la ruina. Morgan decide entonces contrabandear inmigrantes chinos
entre Cuba y la Florida. Luego transporta diferentes mercancías, incluyendo ron,
y revolucionarios cubanos.
Hemingway, que
había vivido en España haciendo reportajes sobre la guerra civil y por esa
época simpatizaba con el partido Comunista, mostró en la novela la depravación
y el hambre que aquejaba a los pobladores de Key West. Su novela era muy
pesimista, no ofrecía salidas. Se trataba de un material escasamente promisorio
para Hollywood, cuyos productores prácticamente inventaron los finales felices.
Había otro
problema, de índole estructural. La novela tiene múltiples narradores, que
cuentan historias de diferentes épocas. Es tan confusa, que Hemingway se vio
obligado a informar en algunos capítulos quien era el encargado de narrar.
Faulkner no solo
consiguió realizar una verdadera labor de cirugía estética. También incorporó
una astuta trama de geopolítica. Envió a Harry Morgan a vivir en Martinica, en
esa época una colonia francesa controlada por el régimen pronazi de Vichy,
liderado por el mariscal Philippe Pétain, tras la invasión de Francia por
Alemania.
Eso permitió a los
guionistas incorporar en el script a
miembros de la Resistencia de Francia, y transformar a Harry Morgan en un héroe
que lucha contra el nazismo.
Es obvio que Casablanca, estrenada dos años antes,
influyó en el guión. Unos dicen que To Have
and Have Not es la hermana pobre de Casablanca
secuestrada por gitanos en su infancia.
En tanto en Casablanca Bogart luce ropas elegantes,
y está acicalado de manera impecable, en To
Have and Have Not se muestra desaliñado. El Rick de Casablanca no necesita exhibir violencia para que lo obedezcan. El
Harry Morgan de To Have and Have Not participa
en pugnas, usa armas de fuego, y escapa de situaciones muy peligrosas.
El Bogart de Casablanca tuvo como pareja a Ingrid
Bergman, una luminosa presencia de enorme vulnerabilidad, y una de las grandes
actrices de Hollywood, tal vez solo superada por Greta Garbo. El Bogart de To Have and Have Not consiguió otra
clase de mujer, Betty Joan Perske, alias Lauren Bacall. Cuando ambos se
conocieron, Bogart tenía 45 años, y Bacall, apenas 20. Bogart era un veterano
del cine, y ya para esa época uno de los grandes ídolos, tras protagonizar The Petrify Forest y El tesoro de la Sierra Madre. Bacall era
una tímida, aterrada adolescente, que Hawks logró transformar en una mujer
desafiante y de gran atractivo sexual, precisamente por sus defectos.
En tanto Ingrid
Bergman en Casablanca lucía como una perfecta dama, Bacall aparecía
en To Have and Have Not como un
carácter bordeando la prostitución. El encuentro entre ambos protagonistas se
registraba luego que Harry Morgan observaba a Bacall robar la billetera al que
parecía ser uno de sus clientes. Morgan la introducía en su cuarto de hotel, y
la obligaba a entregar la billetera. El diálogo, puro Faulkner, estaba repleto
de equívocas sugerencias. Concluía cuando Bacall le pedía a Bogart fósforos
para encender un cigarrillo. Durante la filmación de la escena la actriz estaba
tan nerviosa, que no podía concretar la tarea. Bogart, como un príncipe, según
las crónicas de la época, logró calmarla.
Hawks le dijo que
bajara la cabeza para disminuir el temblor, y alzara al mismo tiempo los ojos
hacia Bogart de manera desafiante. Eso funcionó muy bien. Y luego, el toque
maestro. Tras encender finalmente el cigarrillo, Bacall le arrojaba al
protagonista la caja de fósforos, y en el momento de abandonar el cuarto de
hotel le decía que su habitación se hallaba justo enfrente. “Si me necesitas
para algo, solo tienes que silbar”, decía. “¿Tú sabes cómo silbar ¿no? Es
simple: unes los labios … y soplas…” [i]
Ya para ese
momento, no solo el celuloide había entrado en combustión, también Humphrey
Bogart.
El romance entre
ambos fue tan evidente durante la filmación, que Hawks pidió a Faulkner y a Furthman
alterar el guión. En un principio, Bacall compartía roles de mujer fatal con Dolores
Moran. Poco a poco, Moran pasó a un discreto segundo plano, en tanto los
diálogos entre Bogart y Bacall acrecentaron la pasión y el desenfado.
Mientras los
protagonistas pasaban la mejor época de sus vidas, se desarrollaba otro drama
entre bastidores. La relación entre Bogart y Mayo Methot, su tercera esposa,
había colapsado. Methot se había hundido en el alcoholismo, y debió ser
internada. Cada vez que emergía del hospital, se trenzaba en furiosas peleas
con Bogart, quien también era un bebedor empedernido. Methot intentó en una ocasión suicidarse
cortándose las venas, y en otra apuñaleó a su marido.
Un admirable
profesional, que nunca faltaba a la cita, Bogart debió suspender su labor
durante tres semanas, inmerso en una borrachera. Era obvio que había una gran
veta de sadismo en ambos cónyuges. Tras una de esas riñas y reconciliaciones,
Hawks le preguntó a Bogart si necesitaba esas peleas para tener una erección.
Bogart quedó desconcertado. Pero en lugar de responder de manera agresiva,
pensó un poco y luego dijo: “Creo que tienes razón Howard. Es posible que las
necesite”.
Las situaciones de
la vida real dieron un adicional dramatismo al rodaje. Dos veces Bogart rompió
con Bacall, diciendo que sentía gran culpa por el deterioro mental de su
esposa, y que era su deber cuidarla.
Bacall quedó
desolada. Inclusive Hawks trató de encontrarle otra pareja, y una noche la
invitó a su casa, y la sentó junto a Clark Gable. Ambos se habían conocido
previamente, pero el flirt no se
consumó.
Algunas escenas
del script fueron alteradas por
Faulkner, quien monopolizaba los cuartos
del primer piso del hotel, donde habitaban Bacall y Bogart. (El otro guionista,
Furthman, se encargaba de la planta baja). Mientras Bogart y Bacall se sumían
en el alcoholismo o la desolación, era necesario darles tiempo para
recuperarse, y trabajar en el conflicto secundario.
A veces, según informó
Todd McCarthy en su biografía “Howard Hawks: the Grey Fox of Hollywood,” Faulkner concluía las labores quirúrgicas del
guión apenas cinco minutos antes de filmarse una escena. Aunque el escritor era
famoso por sus largas descripciones —su relato The Bear cuenta con uno de los párrafos más prolongados de la
literatura inglesa: se extiende durante treinta páginas— tenía una enorme
capacidad para urdir “one-liners,”
demoledoras frases de una sola línea. Ahí está la famosa escena de su novela Light in August donde le informan a un
pastor protestante que su esposa le es infiel, y le ofrecen la dirección del
hotel donde está con su amante. El pastor se acerca a la habitación, y hay un
completo silencio. “El silencio”, dice Faulkner, “que solo pueden hacer dos
personas cuando están juntas”.
Nunca se sabrá qué
partes del drama vivido por Humphrey Bogart y Lauren Bacall se apropiaron del
guión de la película. Pero es indudable que la filmación reflejó episodios que
nada tenían que ver con el capitán Harry Morgan, o con su amante.
Tras setenta años
del estreno de To Have and Have Not,
sus protagonistas siguen encendiendo el corazón de los espectadores.
Afortunadamente, fue una producción de Hollywood. Tras el conflicto, triunfó el
amor eterno. Bogart se divorció de Mayo Methot, poco después se casó con
Bacall, y fueron felices y comieron perdices.
[i]
La idea original de esa frase fue de Hawks. El director la había pensado
para otra película, pero la insertó pues le pareció perfecta para exaltar la
sensualidad de Bacall. Faulkner la mejoró.
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