Este texto
fue publicado originalmente en el
Suplemento Cultural del diario ABC de Madrid
“El entendimiento
humano no es una luz imperturbable, sino que está sujeto al flujo de la voluntad
y las emociones, hecho que produce un conocimiento fantasioso; el hombre
prefiere creer lo que quiere que sea verdad”. (Francis Bacon).
Nada puede
subrayar más estas estas palabras que la historia narrada en la novela del
escritor argentino Mario Szichman Eros y
la doncella (Verbum, 2013). O, para expresarlo en palabras del científico
español Jorge Wagensberg: “A más cómo, menos porqué”.
La excelente
obra de Szichman trata de la Revolución Francesa (1789). Y de manera particular
se centra en los denominados “años del terror”, cuando “la doncella” es la
inmaculada metáfora dc la guillotina. Y “eros”, claro está, el poder.
“La doncella”
es la culminación y el emblema de la Revolución. Su gran descubrimiento. EI
progreso técnico, y según expresó su creador, Guillotin, un artilugio
humanitario. Matar a máquina. El cénit, entonces, del progreso técnico para
eliminar. Curioso ese concepto de progreso, salvo que uno piense que en la vida
se progresa hacia la muerte. Y la muerte, como bien se señala en la novela, es
la eternidad. ¿Es necesaria tanta sangre para que la sociedad prospere? ¿Es el
signo fatal de la “doncella”?
Es, sin
duda, una idea sobre la modernidad patológica, contada desde la perspectiva dc
un elemento literario esencial para adentrarse en los oscuros pasajes de aquellos
años: el sarcasmo.
Una descripción
grotesca, más allá de la tragedia. Un paseo por el Callejón del Gato
valleinclanesco, con notas rabelesianas, de la Revolución Francesa y sus años
del “terror”. Sin embargo, no es una novela histórica al uso; muy lejos de ello.
El relato se construye con una documentación exhaustiva, sin erudición rampante;
todo lo contrario, más como vehículo de verosimilitud en medio de la ficción.
Todo es una brutal paradoja envuelta en una atmósfera, un ambiente y una tensión
inquietante.
Eros y La doncella es la crónica general, con lentes cinematográficas,
minimalistas, esperpénticas. La radiografía de la Revolución, que bien pudiera
ser de todas las revoluciones. Está escrita con un estilo distante y próximo,
directo y circular, en el que la ironía ocupa un lugar primero y desgarrador.
¿Quién narra?, ¿un historiador, un diablo cojuelo, un fantasma? Uno de los
enormes aciertos de esta sorprendente novela es transformar el centón de documentos, testimonios, confesiones, diarios e informes en una obra literaria con
el ritmo, los personajes, la acción, el fondo, los claroscuros, la ambigüedad y
la complejidad, además de la distancia, que una empresa de esta ambición
requiere. El cómo se cuenta. Y aquí Szichman lo cuenta con precisión de entomólogo,
con alarde retórico, con emoción aterradora, con suspense conmovedor. El interés narrativo está en el vértigo dc los
acontecimientos y de las actuaciones del mosaico dc protagonistas. Asistimos a
un cambio traumático de época que anunciará lo que vendrá en los dos siglos posteriores.
Para
Szichman, la plaga o la peste es la
alternativa entre la que deben elegir los franceses en aquellos tiempos terribles:
“Todo aquel que convoca a la reflexión resulta sospechoso”.
Asiste el lector
a una descripción de la democratización del horror, de cómo ya no hay ni
distinción, ni elegancia. Todo es un espantoso torrente de ajusticiamientos y decisiones
tomadas en cámaras señaladas o iluminadas por el sol de la Revolución, un sol del
que todos saldrán quemados.
Eros y la doncella, sin perder ni uno solo de los elementos que
la convierten en una extraordinaria obra de ficción, es la Enciclopedia dela
Revolución Francesa. La transmutación de la Razón ilustrada en propaganda política.
La muerte preside cada rasgo de sus páginas. La provocada por la eliminación
política, el aniquilamiento, la provocada por la levedad del poder y su implacable
peso, en medio del vaivén dc los hechos, las actitudes, los comportamientos, la
intriga (política) el secreto, la delación y la caída en desgracia.
Los aguafuertes expresionistas del catálogo de personajes que recorren las páginas son otro de los montos que imprimen emoción y realidad al relato. María Antonieta, Robespierre (un iluminado de provincias, su terrible muerte y las claves ocultas), Marat (el gran legislador y propagandista en el infierno de sí mismo), Mirabeau (“un monstruo en la Asamblea nacional”), Louvet, Lepetelier, el pintor David, el coronel venezolano Miranda (que pasa como la sombra de un sobreviviente), Danton (aparece como un ingenuo arrogante), el verdugo Sanson. Y París.
Los aguafuertes expresionistas del catálogo de personajes que recorren las páginas son otro de los montos que imprimen emoción y realidad al relato. María Antonieta, Robespierre (un iluminado de provincias, su terrible muerte y las claves ocultas), Marat (el gran legislador y propagandista en el infierno de sí mismo), Mirabeau (“un monstruo en la Asamblea nacional”), Louvet, Lepetelier, el pintor David, el coronel venezolano Miranda (que pasa como la sombra de un sobreviviente), Danton (aparece como un ingenuo arrogante), el verdugo Sanson. Y París.
En medio del
terror, París es la gran ciudad de siempre y también otra. Porque Paris es una
inmensa prisión que permanece en la sombra del devenir cotidiano de los
parisinos. Las ideas ya están muy lejos, quedaron arrasadas por el ímpetu
arrollador de detentar el poder.
Se alza la narración
del nacimiento de un mito político y de una sociedad a golpe de picas y
guillotinas o “doncellas” porque “no pudo ser destruida. Y ese era su propósito
final: simplemente perdurar”.
Se inauguró el tiempo en que “los perversos están
de moda”. Bien lo sabrían después. Soberbia.
Fernando
Rodríguez Lafuente es profesor y crítico literario y cinematográfico. Ha
publicado "La apoteosis de lo neutro", junto con Ignacio
Sánchez-Cámara. Madrid, 1996. "El Universo de Alfred Hitchcock".
VV.AA. Madrid, 2006; "El universo de Clint Eastwood". VV.AA. Madrid,
2009, y ediciones y monografías sobre
autores hispanoamericanos, como las dedicadas a Jorge Luis Borges, José Ortega
y Gasset, Ramón Gómez de la Serna, Macedonio Fernández, Raúl Zurita, Octavio
Paz, y a Alfredo Bryce Echenique.
Querido Mario, espero estés muy bien. Quiero leer esta novela tuya. ¿Cómo puedo adquirirla en Venezuela? Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarQuerido amigo, admirado autor de "Identidad compartida", una extraordinaria novela de ciencia ficción. Mi novela se puede adquirir en sus dos versiones en Amazon.com, y también en Editorial Verbum de Madrid. http://www.verbumeditorial.com/es/blog/Posts/show/eros-y-la-doncella-de-mario-szichman-372
ResponderEliminarGracias por tu generosidad. Y espero tu nueva novela. Para mí eres una de las grandes promesas de la literatura venezolana. E "Identidad compartida" ha sido un debut excepcional. Un abrazo.
Más que agradecido por tus generosas palabras, mi estimado Mario. Por favor recibe un fuerte abrazo.
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