Mario Szichman
Hitler y Theodor Morell
Como decía Marlon Brando en El
Padrino, “I'm gonna make him an offer
he can´t refuse” Le haré una oferta
que no podrá rechazar. No recuerdo exactamente a quien le hacía la oferta
don Vito Corleone. Creo que la formulaba a un cantante primerizo (posiblemente
una transparente alusión a Frank Sinatra), quien deseaba romper su contrato con
un director de orquesta (quizás Tommy Dorsey). Es probable que la oferta del Godfather haya sido acompañada de una
desagradable amenaza.
Yo también recibí a comienzos del 2013 una oferta que al principio me sentí
tentado a rechazar. No estaba acompañada de amenaza alguna, pero me costaba
vislumbrar los resultados. La profesora Carmen Virginia Carrillo me formuló la
oferta de iniciar un blog. Le pregunté qué sentido tenía hacer esa tarea. No
soy muy adicto a la electrónica o los gadgets.
Mi teléfono celular pertenece a la época prehistórica. Mi computadora tiene
similar antigüedad. En realidad, sigo añorando mi laptop Radio Shack. Tenía una diminuta pantalla que permitía observar
apenas seis líneas de texto, encendido instantáneo, contaba con un frame muy sólido, ocupaba poco espacio,
y todo se ejecutaba en un nítido blanco y negro. (Creo que no aceptaba imágenes).
Tres años después de la oferta imposible de rechazar, mi blog cuenta con
361 artículos. A un promedio de cinco páginas por artículo, son 1.800 páginas
que escribí en 36 meses.
Eso me ha obligado a leer, y a releer libros, como si fuese un poseído. He
logrado resucitar algunos de mis cuentos, hablar de algunos proyectos
narrativos, y lo más agradable, pude concretar varios de ellos. El blog se ha
convertido en un saludable monstruo que consume mucho papel –además de ayudar a
plasmar ideas.
¿Acaso este post no era sobre las drogas y el Tercer Reich? Prometo arribar
a ese punto en escasos párrafos más.
Hay un antes del blog y después del blog. Antes de la creación del blog,
tenía como proyecto escribir una novela sobre Adolf Hitler. Poco antes de
iniciar la escritura de este blog, decidí cancelar el proyecto. Y si el
proyecto pude finalizarlo, fue gracias al blog.
LA FIGURA DEL
MAL
El 13 de junio de 2013, escribí en mi blog un artículo titulado “El brazo
erecto de Hitler”. Me preguntaba, en ese trabajo, si era posible escribir una
buena narración sobre Hitler.
Hitler es el personaje más reseñado de la historia. (En segundo lugar
figura Napoleón Bonaparte). El relato más inquietante sobre Hitler fue escrito
por el cuentista británico Roald Dahl, quien siempre logró combinar la ironía y
el horror, aunque, al mismo tiempo, hizo maravillas en el territorio de la
literatura infantil. Dahl trataba a sus lectores como adultos, y no temía
prodigar a su audiencia cuentos de un humor muy sombrío.
En uno de sus relatos, Dahl mostraba a una pobre mujer observando al médico
de la familia mientras auscultaba a su pequeño hijo. El niño padecía de fiebre,
y al parecer, no pasaría la noche. Pero el médico hacía lo posible y lo
imposible por salvar al niño. Luego de varias horas de esfuerzo lograba
rescatarlo de la agonía. La mujer, bañada en lágrimas, agradecía y bendecía al
médico que había consumado el milagro. La mujer del relato se llamaba Klara
Pölzl, y su hijo era Adolf Hitler.
Hace algunos días comenté en este blog la novela de Ron Hansen, Hitler´s Niece. Hansen llevó a cabo la
hazaña de contar la vida de Hitler desde el punto de vista de su sobrina, Geli
Raubal, con quien el führer vivió uno de los más sórdidos episodios de su
sórdida vida romántica. Geli se suicidó en 1931, cuando tenía 23 años de edad.
Otro escritor que intentó y logró parcialmente mostrar qué clase de
engendro era Hitler, fue Norman Mailer en su última novela: The Castle in the Forest.
En lugar de colocar a Hitler en el papel de
líder del Tercer Reich, Mailer intentó vincular la malevolencia del Führer con
su familia y con su infancia. Es un relato alegórico con muy buenos momentos.
Tal vez el mejor es cuando Alois, el padre de Hitler, un criador de abejas,
explica a su hijo que “en la colmena no hay buenos cristianos, o caridad
alguna. No hay en las colmenas abejas demasiado débiles para trabajar. Y eso
ocurre porque se liberan muy rápido de los inválidos. Las abejas solo obedecen
una ley”, que es la ley del más fuerte. El padre de Hitler explica que para
proteger la buena colmena, “el resto de las abejas de la colonia deben ser
exterminadas con gas”. Es el momento en
que la aprensión se transforma en presagio.
LA IMPOSIBILIDAD
DE ESCRIBIR
SOBRE HITLER
En varias ocasiones pensé en escribir una novela con Hitler como
protagonista. Y en mi blog del 2013, dije que había desistido del intento
porque se había escrito demasiado sobre él. Bueno, la novela ya está concluida.
No solo analiza a Hitler, sino al nazismo. Ya explicaré por qué no hubiera
podido escribirla sin ese maravilloso talismán que es un blog.
EL VINO NUEVO EN
ODRES VIEJOS
Hace algunos días leí en The Times
Literary Supplement una reseña del libro de Norman Ohler Blitzed, que tiene como subtítulo Drugs in Nazi Germany. (Editorial Allen
Lane, de Londres).
El libro parte de una premisa muy irónica. Hitler se vanagloriaba de ser
vegetariano. Pero Ohler dice que a partir de 1941, el doctor Theodor Morell
administró al líder nazi tantas substancias animales a su torrente sanguíneo,
“que era imposible considerarlo un vegetariano”.
Anna Katharina Schaffner, encargada de reseñar el libro, dice que durante los
gobiernos de la República de Weimar (1919-1933), los nazis consideraron la
drogadicción una muestra más de la “degenerada cultura” liberal. Sin embargo, una
vez llegaron al poder, introdujeron su “intoxicación social”: constantes
desfiles con antorchas, grandes concentraciones humanas, insistente música
marcial. Era necesario diluir al individuo en la idealizada versión de pueblo.
Debía abandonar sus egoístas preocupaciones, y marchar al unísono, y sin pensar.
El propósito era reconquistar la gloria de una Alemania abyecta y
derrotada. Pero pronto los jefes nazis
descubrieron la necesidad de otros estímulos para recuperar territorios
irredentos, y destruir a las potencias victoriosas en la primera guerra
mundial.
En Blitzed, Ohler dice que una
encubierta política del estado fue confiar en toda clase de barbitúricos para
impulsar “el indomable espíritu de lucha de la raza aria”.
En 1937, laboratorios alemanes empezaron a fabricar Pervitin, una metanfetamina que se convirtió en “Volksdroge”, la
droga del pueblo. Era consumida, según el autor, por amas de casa, estudiantes,
y obreros no calificados. Fue también distribuida “en grandes cantidades” en
las fuerzas armadas. Ohler menciona que
la droga: “cayó en medio del público como una bomba, se diseminó como un virus,
se vendió como pan caliente, y se hizo tan popular como una taza de café”.
Pervitin incrementaba la energía de quien la ingería,
mejoraba su desempeño, lo mantenía alerta, y reducía las ganas de comer. Y,
algo muy importante para un ejército invasor: suprimía las ganas de dormir.
La droga ofreció a la Wehrmacht
de Hitler una gran ventaja, especialmente al comenzar la guerra relámpago.
Polonia y Francia fueron conquistadas en escasos días. El vertiginoso avance de
los nazis a través de las Ardenas rumbo a la ciudad fronteriza de Sedan, fue
posible gracias a que los soldados alemanes estuvieron tres días y noches
completos sin dormir. Todo, gracias a Pervitin.
El libro de Ohler trabaja la insania del Tercer Reich a través de la
drogadicción de varios de sus dirigentes y su devastadora influencia en la
conducción de la guerra. Tanto la euforia inicial como el descalabro final,
parecen los síntomas de exaltación y de withdrawal
de un drogadicto.
Un ejemplo que cita el autor es el de la retirada de Dunquerque por parte
de las tropas aliadas. Unos 340.000 soldados británicos, franceses, y belgas,
lograron escapar a Gran Bretaña en toda clase de embarcaciones, luego que
Hitler ordenó frenar la persecución del enemigo. Quien aconsejó a Hitler esa
medida fue Hermann Goering, Reichsminister
de Aviación, un drogadicto que pasó la guerra “en un sueño de morfina”.
Goering dijo al Führer que era imprescindible poner fin a las victorias de
los generales nazis en Francia. Existía el peligro de que algunos de ellos
adquirieran más fama que Hitler, y lo derrocaran. Goering propuso como
alternativa atacar a los aliados en fuga usando la fuerza aérea. Fue un
absoluto fracaso.
Por supuesto, el drogadicto mayor fue el propio Hitler, cuyo médico
personal, el doctor Theodor Morell, lo convirtió en su favorito conejo de
Indias. Abundan las historias sobre la súbita declinación física de Hitler en
los últimos años de la guerra. Algunos lo atribuyen al avance del Mal de
Parkinson. Ohler menciona en cambio la poderosa influencia de Morell en el
deterioro físico del líder. El médico le administraba a Hitler Eukodal, un alcaloide considerado dos
veces más poderoso que la morfina, y pariente cercano de la heroína. Además, lo
abastecía con varias drogas experimentales en base a hormonas, esteroides y
vitaminas.
Otro médico que trató a Hitler luego del fallido intento de asesinato de
julio de 1944, dijo que el líder “consumía entre 120 y 150 tabletas, y recibía
entre ocho y diez inyecciones por semana”.
CUANDO LO
IMPOSIBLE
SE HACE POSIBLE
Voy a ser muy sucinto, pues la novela no ha sido aún publicada. Si pude
escribir la novela sobre Adolf Hitler, algo que previamente consideraba
imposible, fue gracias a la estructura que proporciona un blog (además del
asesoramiento constante de la profesora Carrillo). Lo más parecido a un blog es el pizarrón que
usaban los cineastas en la época dorada de Hollwyood, y que a veces emerge en
filmes modernos, como en Bowfinger,
una estupenda comedia protagonizada por Steve Martin. El pizarrón tiene fijadas
con tachuelas quince o veinte escenas. Es el treatment que sigue las leyes de Aristóteles, con su comienzo,
medio y final.
El narrador necesita visualizar sus personajes en el espacio y en el
tiempo. Pues muchas cosas ocurren simultáneamente en la vida de varios seres
humanos. En ese sentido, el blog es como un cajón de sastre. Hay distintos
artículos que abarcan diferentes temas. El narrador puede saltar de uno al
otro, en el mismo espacio temporal. Y sin sensación de agobio. Antes del blog,
pensaba en cada episodio como único. Después del blog, cada episodio era una
pieza en un tablero, factible de ser desplazada en todas direcciones, o
eliminada.
Cuando se escribe una novela en el viejo estilo, el texto parece esculpido
en piedra. Uno teme alterar la historia, mover los personajes, avanzar o
retroceder en el tiempo.
Afortunadamente, la ductilidad de la computadora, y esa pantalla de
proyección que es el blog, permite observar el conjunto como algo desmontable y
abierto a toda clase de ensamblaje. ¿Por qué tal personaje debe enamorarse de
un ser humano en especial? ¿Por qué un set
piece tiene que ocurrir en el tercer capítulo, y no en el quinto? Nada está
esculpido en piedra.
Hay ciertos temores que desalientan a los escritores: el temor de la página
en blanco, el temor a quedar bloqueado, el temor a no saber qué decir. Pero el
blog brinda la disciplina necesaria para producir. Y de manera constante.
Tal vez la novela no es la misma que pensé al comienzo –en ese comienzo en
el cual también pensé que era imposible llevarla a cabo. Tuve que alterar la perspectiva.
La profesora Carrillo recomendó un cambio de enfoque, y ampliar el elenco nazi,
con figuras como el ministro de Propaganda Joseph Goebbels, el líder de las SS Heinrich Himmler, el
encargado de La Solución Final del
Problema Judío, Adolf Eichmann, y otros caracteres bastante siniestros. La
novela transita varios países, dos décadas de historia europea y Argentina,
tiene un héroe que me encanta, una heroína de la cual estoy fervorosamente
enamorado, y un final feliz. Pero además, está terminada. Cuando comencé el
blog, en el 2013, lo único que tenía concluida era la convicción de que esa
novela era imposible de escribir.
Nunca me voy a arrepentir de la oferta que me hizo la profesora Carrillo. Y
si puedo prodigar un consejo es éste: todo aquello que signifique una nueva
tarea, y su derivada obligación de cumplirla, posee los atributos de una
bendición. Hay que agradecer al cielo que hayamos sido elegidos para
finalizarla.
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