domingo, 23 de octubre de 2016

“Brighton Rock,” de Graham Greene. El poder, la gloria… y la caída de Pinkie Brown


Mario Szichman



Brigthon Rock, de Graham Greene, cuenta con uno de los grandes comienzos de la literatura policial moderna: “Hale knew, before he had been in Brighton three hours, that they meant to murder him.Hale sabía, antes que hubiese estado tres horas en Brighton, que ellos querían asesinarlo.
¿Quién es Hale? ¿Quiénes son ellos?
Fred Hale es un reportero que trabajó como informante para la banda Colleoni, especializada en extorsionar a corredores de apuestas. Battling Kite, líder de una pandilla rival, es asesinado por los Colleoni. Entonces Pinkie Brown, uno de los lugartenientes de Kite, decide vengar la muerte de su jefe, asesinando a Hale.
En la época en que transcurre la acción, la década del treinta del siglo pasado, Brighton, además de ser un sitio vacacional, era un nido de ratas, concentrado en su hipódromo. Graham Greene, part–time periodista, part–time novelista, descubrió en el área un adecuado marco para la novela.  
No todas las tareas de Fred Hale son periodísticas, como lo demuestra su labor de informante. En Brighton, Hale cumple otro rol, que lo convierte en fácil blanco de Pinkie Brown y de su pandilla: el de Kolley Kibber, un personaje creado por el periódico The Daily Messenger con el propósito de promover las ventas.
Hale debe transitar los lugares más concurridos de la zona costera de Brighton vestido de una manera especial, a fin de ser reconocido por los visitantes. Si alguno de ellos lo descubre, y recita las siguientes palabras: “Usted es el señor Kolley Kibber. Exijo me pague el premio de The Daily Messenger”, ganará algunas libras esterlinas.  
Fred Hale también debe distribuir tarjetas con el logotipo de la publicación a lo largo de una ruta preestablecida. Las tarjetas suelen ser colocadas en recipientes de basura, debajo del mantel en una mesa de restaurant, o cualquier otro lugar semioculto. Quien encuentra las tarjetas puede reclamar una recompensa de diez chelines.  
El reportero/informante  debe emplazar las tarjetas en sitios específicos, y a horas determinadas. De esa manera, la gerencia del periódico podrá seguirle los pasos y verificar si cumple con su tarea. Pero las tarjetas desempeñan otra función en la trama: sirven de coartada a sus potenciales asesinos. Si los sospechosos demuestran tras el asesinato que no se encontraban en la ruta seguida por Hale, y a la hora fijada por el periódico, nadie puede acusarlos del crimen.  

Graham Greene
En esa trama tan prolija, que sigue las normas del policial inglés, Greene arroja a monkey wrench, una llave inglesa, que es en realidad una herramienta propia del policial norteamericano: la fatalidad, y la pasión, encarnada por Pinkie Brown, uno de los grandes villanos del policial noir, y por Rose, su tímida novia. El brazo justiciero es accionado por Ida Arnold, una mujer de mediana edad, alegre, sentimental, que ha tenido numerosos maridos y sabe disfrutar de la vida.

TRIANGULACIONES

Pinkie Brown tiene apenas diecisiete años de edad, nunca olvida cargar una botellita de vitriolo para cegar a sus enemigos, odia toda apariencia de sexualidad, y corteja a Rose con el único propósito de silenciarla. Rose es mesera en un restaurante donde el reportero Hale ha dejado una de sus tarjetas, y podría arruinarle a Pinkie su coartada. En el ínterin, Pinkie trata de enamorar a Rose, y descubre para su vergüenza y culpa, que hacer el amor es una experiencia agradable. Criado, al igual que Rose, en un hogar católico, su ardor por la adolescente dispuesta a todo sacrificio con tal de compartir su lecho, cambia las reglas del juego.  
Greene, muy influido por The Secret Agent, de Joseph Conrad, tuvo una ventaja sobre otros escritores de su generación: le interesaba llevar sus novelas al cine, pero al de Hollywood. Y en la década del treinta del siglo pasado, el policial de Hollywood estaba dominado por gánsteres, y sus intérpretes eran Edward G. Robinson, James Cagney, Paul Muni, Humphrey Bogart o George Raft.  
Su primer aporte a la causa fue la novela A Gun for Sale (1936) llevada al cine con el título de This Gun for Hire. El protagonista es  Raven, un asesino muy peculiar. Fue interpretado,  con gran efecto, por uno de los galanes más famosos de Hollywood: Alan Ladd. Aquellos que se acostumbraron a ver al actor en filmes como Shane, donde encarnaba a un ser solitario, adicto a las buenas causas, tuvieron problemas para aceptar la figura de  Raven, un ser carente de escrúpulos. Hay una famosa escena en que el protagonista se dirige a un edificio de apartamentos para asesinar a un hombre. Raven porta un maletín en el cual guarda su pistola. Al subir las escaleras, a fin de dirigirse al apartamento donde vive su potencial víctima, escucha un ruido extraño. De inmediato abre el maletín, y extrae la pistola. La causante del ruido es una niña que está jugando con una pelota. Basta observar los ojos de Ladd, para descubrir que la niña se ha salvado de milagro.   
Raven es el precursor de Pinkie Brown, aunque, a diferencia del protagonista de A Gun for Sale, Pinkie es imposible de redimir. Quizás el hecho de que tiene apenas 17 años lo hace más siniestro. Es, realmente, la encarnación del mal.  
Cuanto más joven es el causante de un homicidio, más impacto causa en el lector, o en la audiencia. En un post anterior mencioné la novela The Bad Seed, de William March (1954), uno de los melodramas más curiosos en la historia de la literatura estadounidense. Es sensacionalista, se devora en escasas horas, el tema es muy desagradable, y resulta arduo encontrar un personaje simpático o atractivo, pero marcó también una divisoria de aguas. Por una parte, atrajo los elogios de escritores como Ernest Hemingway, John Dos Passos, Carson McCullers y Eudora Welty. Por otro lado, la primera edición vendió un millón de copias en pocos meses. El suceso es obra exclusiva de la protagonista, una niña bella como un ángel, que se dedica a asesinar a sus rivales sin culpa alguna.
(Los interesados pueden leer “Semilla de maldad: la niña homicida” en: http://marioszichman.blogspot.com/2016/06/semilla-de-maldad-la-nina-homicida.html)

CONTRASTES

En Brighton Rock, Greene tuvo la sabia idea de usar como detective a Ida Arnold, quien conoció a Fred Hale, el reportero asesinado por Pinkie, en su último día de vida. El novelista sabía que en ese tipo de crime stories, un detective convencional podría entorpecer la narración. En definitiva, la muerte de Hale parece accidental. El diagnóstico postmortem es que el reportero murió de un infarto. En realidad, Pinkie Brown lo asesinó insertando en su garganta un bastón de caramelo duro conocido como Brighton Rock. (Por suerte, Greene nunca detalló la escena).  
Afiche promocional de la película basada en la novela       
Ida Arnold no solo se encarga de revelar un crimen, sino de proteger a Rose de su amante. Cuando la coartada de Pinkie empieza a mostrar fallas, intenta silenciar a Rose, casándose con ella. Luego, al acrecentarse las sospechas sobre su participación en el homicidio, propone un pacto suicida.  
Ida Arnold es un ángel de la guardia para Rose. Pero Greene, un escritor católico, no buscó una fácil simbología para la dama. En primer lugar, Ida no es religiosa, sino supersticiosa. Sus creencias se inclinan hacia “los fantasmas, los tableros de ouija, y las mesas parlantes”.  Además, a diferencia de los amantes, cuyas imágenes y ensueños oscilan entre el paraíso y el infierno, es un alma caritativa, y disfruta de la sexualidad y de la buena comida.
Brighton Rock sigue siendo una de las grandes novelas de Graham Greene, junto con El poder y la gloria, muy controversial por tener como protagonista a un cura pecador[i].
El ambiente del relato cuenta con enorme animación. Hay un mundo exterior, el visitado los fines de semana por turistas, y un amenazante mundo interior, al margen de la ley. Ese mundo no está intercomunicado, excepto por ocasionales encuentros sexuales. El narrador logró combinar varios géneros. Al policial, se une la aventura, junto con toques de horror. Pinkie Brown es un ser infame imposible de redimir, bigger than life.  Y al mismo tiempo humano, excesivamente humano.
Greene consideró su catolicismo un factor muy importante en el tratamiento de los personajes. En sus críticas a Virginia Woolf y E. M. Forster, dijo que habían perdido un sentido religioso de la vida. Como resultado, sus personajes eran superficiales, “y merodean como símbolos de cartón a través de un mundo delgado como el papel”.  
La idea que tenía Greene de la religión no eludía pecadores, tal como se demuestra en El poder y la gloria. Consideraba que sin elementos como el bien y el mal, la transgresión y la gracia divina, una novela perdía todo poder dramático. El crítico V. S. Pritchett elogió a Greenes señalando que era el primer novelista en lengua inglesa después de Henry James, “capaz de presentar la realidad del mal, y lidiar con sus efectos”.





[i] En 1953 el Santo Oficio, conocido previamente como la Inquisición, intentó que Greene alterara pasajes de la novela, señalando que había causado daño a la reputación de los sacerdotes. Pero luego, en el curso de una audiencia, el papa Pablo VI, dijo al autor que aunque algunas partes del texto podían ofender a los católicos, debía ignorar las críticas.  (http://news.bbc.co.uk/2/hi/europe/1005484.stm)

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