lunes, 18 de julio de 2016

De la belleza y el furor, de Carmen Virginia Carrillo: Los tenues hilos que permiten aferrarse a la vida


Mario Szichman

“Sólo se convierte en carpintero
Quien se hace sensible
A los signos del bosque”.
GILES DELEUZE



Somos seres más muertos que vivos. La eternidad personal se ve interrumpida en algunos casos por la chispa de la existencia que condesciende a hacernos transitar por el reino de este mundo. Hemos sido inaugurados por el sexo, y clausurados por la muerte, señalaba William Faulkner, y hay escasos fulgores que nos acompañan: el de la poesía es uno de ellos.
Buena parte de la mejor poesía que se ha escrito en América Latina en la segunda mitad del siglo veinte ha sido creada por artífices de la precariedad. De una doble precariedad. No sólo porque la poesía fue creada en circunstancias de peligro, o en los escasos momentos en que el poeta podía librarse de sus múltiples obligaciones, sino porque el fruto iluminado de sus palabras iba a parar a revistas de efímera existencia.
Afortunadamente, existen personas como Carmen Virginia Carrillo,  acuciosa buscadora de textos y ensayista con espléndidos hallazgos. Carmen Virginia se fue haciendo sensible a los signos del bosque.  Desandando los pasos de su progenie, se ha hecho infatigable a la hora de perseguir textos ocultos. Con paciencia cervantina, (Cervantes leía hasta el último papel que recogía en la calle), ha concretado la heroica labor de componer De la belleza y el furor. Propuestas poéticas renovadoras en la década de los sesenta en Venezuela. Ningún artífice de la precariedad, de esa doble precariedad de crear poesía en el fulgor del peligro o de la opaca vida cotidiana, y de depositarla luego en fugaces publicaciones, ha podido eludir la pesquisa de la autora, el hallazgo inusitado, la radiante revelación de alguien muy sabio en el hábito de hacerse sensible a los signos del bosque. 
En nuestra América, donde es tan difícil la empresa de hacerse oír porque los silencios se van acumulando, donde hay tantas voces dispersas que han dejado de encontrar eco, la labor de Carmen Virginia Carrillo ha sido acabar con el silencio estéril y recuperar la palabra. Ella sabe que la poesía necesita hablar, que todas sus voces necesitan hacerse oír.
De esa manera, la autora ha creado un texto seminal sobre la poesía venezolana de la década de los sesenta que supera en mucho lo sugerido por el subtítulo. La escritura se desliza por el texto De la belleza y el furor como quería Juan Carlos Onetti: con la felicidad de la letra. No hay que ser un especialista en poesía, o en poesía latinoamericana, para amar los poemas ofrecidos, o para desear inquirir más sobre los poetas que los ofrendan.

Del silencio y otras sorpresas

Está el silencio como castigo, y está el silencio de la admiración.
Está el silencio que sólo causa una inexplicable aflicción al inocente, y el silencio que acompaña a la muerte. Está el silencio tras concluir una batalla, el silencio que flamea en los destrozados estandartes, o el que se columpia en los mástiles de los barcos luego de pasar la tormenta.
Hubo un silencio antes de la Creación, y el silencio que brota al concluir la misa.
Jesús pide a sus discípulos que acallen sus milagros. Jesús no responde a las acusaciones de quienes lo atormentan, o confunden su silencio con altanería.
El silencio cancela el entusiasmo, acaba con el mundo de los visionarios, apaga los pasos de quienes marchan hacia el cadalso.
Están quienes asignan el silencio para oír más claro, y quienes imponen el silencio para no saber. Está el silencio para indultar y el silencio de la delación.
Para aquel que ora a su Dios, acostumbrado a todos los sonidos de los que oran con él, la oración muda es sospechosa. Y lo mismo ocurre con la poesía. Afortunadamente, muchos de esos silencios, el silencio de la admiración, el silencio de antes de la Creación, el silencio para oír más claro, el silencio de quien desea saber, el silencio del perdón, el silencio del milagro, el silencio de quien no denuncia, no se acobarda, no se rinde, han encontrado su voz en De la belleza y el furor. Parte de la gran poesía de América Latina ha vuelto a hablar en el  libro de Carmen Virginia Carrillo.
Nueva York, mayo de 2013
            

A continuación transcribo la Introducción que la autora hace al libro:
El presente trabajo constituye una revisión crítica de las más relevantes propuestas poéticas, grupales e individuales, de la década del sesenta en Venezuela. Son objeto de estudio las obras de los más destacados integrantes de los grupos surgidos en la capital: Sardio (1958),  Tabla Redonda (1959), El Techo de la Ballena (1961), del movimiento de provincia Trópico uno (1964) y de aquellos autores que, sin haberse unido a estos grupos, iniciaron su obra poética en esta década y cuyos libros han tenido una resonancia significativa en el público lector y en la crítica literaria.
   El análisis de las poéticas en cuestión se realizó a partir del estudio de los grupos y movimientos literarios, cuyos  manifiestos y planteamientos editoriales, especialmente en revistas, permitieron articular  propuestas estético-ideológicas disidentes y  subversivas. Buscaban romper con la cultura dominante y  asumir un compromiso social a través de un lenguaje más cercano a lo conversacional y coloquial, de esta manera  intentaban  darle una dimensión socio-política al arte y la literatura. En  sus obras se puede observar  actitudes estéticas y políticas definidamente rupturales que respondían a un particular proceso de transformación histórico-cultural que no se limitaba al espacio nacional, sino que se insertaba en un proceso de índole continental.
Una actitud generalizada en la literatura aspiraba a superar lo tradicional, no sólo en sus aspectos formales y estilísticos, sino también en su visión del mundo.  La poesía se nutría de la historia, del cotidiano enfrentamiento con  la urbe. La renovación de la palabra era un  arma de combate. Esta propuesta estético ideológica subversiva constituyó la corriente predominante de la época, sin embargo otras tendencias se hicieron presentes en el campo literario; entre ellas destacaron la poética que se abocó a la experimentación formal e imaginativa con una marcada orientación surrealista y la poética que reconstruye la memoria y  asume el discurso poético como palabra fundadora de mundos, que  transforma la realidad  a partir de la reinterpretación y la reivindicación de la historia, las tradiciones y de la geografía autóctonas.
No podemos dejar de mencionar, aunque no será objeto de nuestro estudio, una poética minoritaria que se preocupó particularmente por la perfección formal, cercana al abstraccionismo poético y que, a pesar de mantener cierto gusto por las formas poéticas tradicionales, planteó importantes renovaciones.
Comenzamos el estudio en 1958,  dos años antes de iniciada la década del sesenta,  ya que  el 23 de enero de este año cae la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez  y con este acontecimiento comienza una nueva etapa política en el país, la etapa democrática; sin embargo el gobierno de Rómulo Betancourt  no respondió a las expectativas de los jóvenes intelectuales por lo que surgieron nuevas fracciones de izquierda más radicales y comenzaron a actuar los movimientos  contestatarios e insurreccionales.
El año 1958 marca también el inicio de los grupos y movimientos artístico-literarios  rupturales con  la aparición de Sardio; un año más tarde surge Tabla redonda.  Tras la publicación del octavo número de la revista  Sardio, de  mayo-junio 1961, el grupo se disuelve; aquellos que se identifican con la revolución  cubana  y con las ideologías de  izquierda,  pasan  a  El  Techo  de  la  Ballena. En 1969 se cierra el ciclo de El techo, sin embargo algunos balleneros  continuaron su labor en Rocinante hasta mediados de los años setenta. En el interior del país destaca particularmente la aparición del grupo Trópico uno en 1964, cuyos integrantes combinaron la  ortodoxia política de Tabla Redonda con la irreverencia ballenera.
Las posturas varían: algunas son muy radicales y se identifican con la disidencia, otras se encuentran menos definidas. De  ellos nos interesa particularmente el aporte que ofrecieron a la poesía y cultura y  las relaciones dialógicas que  se establecieron entre los grupos y autores objeto de nuestro estudio.
Consideramos que el mayor aporte de esta investigación consiste en el estudio y explicación  de un período crucial de la poesía venezolana en el  que iniciaron  su producción varios de los  poetas venezolanos que han llegado  a convertirse en autores reconocidos a nivel latinoamericano y europeo. El estudio del  germen  de esa obra fundamental para la poesía de habla hispana y la sistematización de las poéticas que trascendieron el ámbito nacional y el período en que fueron realizadas, es nuestra contribución a la historiografía de la literatura venezolana del siglo XX.
           
 El libro, en su versión digital puede encontrarse en Amazon, Itunes store, Kobo y  Barnes and Noble.



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