Mario
Szichman
“Sólo se convierte en carpintero
Quien se hace sensible
A los signos del bosque”.
GILES DELEUZE
Somos seres más muertos que vivos. La eternidad personal se ve
interrumpida en algunos casos por la chispa de la existencia que condesciende a
hacernos transitar por el reino de este mundo. Hemos sido inaugurados por el
sexo, y clausurados por la muerte, señalaba William Faulkner, y hay escasos
fulgores que nos acompañan: el de la poesía es uno de ellos.
Buena parte de la mejor poesía que se ha escrito en América Latina en
la segunda mitad del siglo veinte ha sido creada por artífices de la
precariedad. De una doble precariedad. No sólo porque la poesía fue creada en
circunstancias de peligro, o en los escasos momentos en que el poeta podía
librarse de sus múltiples obligaciones, sino porque el fruto iluminado de sus
palabras iba a parar a revistas de efímera existencia.
Afortunadamente, existen personas como Carmen Virginia Carrillo, acuciosa buscadora de textos y ensayista con
espléndidos hallazgos. Carmen Virginia se fue haciendo sensible a los signos
del bosque. Desandando los pasos de su
progenie, se ha hecho infatigable a la hora de perseguir textos ocultos. Con paciencia
cervantina, (Cervantes leía hasta el último papel que recogía en la calle), ha
concretado la heroica labor de componer De
la belleza y el furor. Propuestas poéticas renovadoras en la década de los sesenta en Venezuela. Ningún artífice de la precariedad, de esa doble
precariedad de crear poesía en el fulgor del peligro o de la opaca vida
cotidiana, y de depositarla luego en fugaces publicaciones, ha podido eludir la
pesquisa de la autora, el hallazgo inusitado, la radiante revelación de alguien
muy sabio en el hábito de hacerse sensible a los signos del bosque.
En nuestra América, donde es tan difícil la empresa de hacerse oír
porque los silencios se van acumulando, donde hay tantas voces dispersas que
han dejado de encontrar eco, la labor de Carmen Virginia Carrillo ha sido acabar
con el silencio estéril y recuperar la palabra. Ella sabe que la poesía
necesita hablar, que todas sus voces necesitan hacerse oír.
De esa manera, la autora ha creado un texto seminal sobre la poesía
venezolana de la década de los sesenta que supera en mucho lo sugerido por el
subtítulo. La escritura se desliza por el texto De la belleza y el furor como quería Juan Carlos Onetti: con la
felicidad de la letra. No hay que ser un especialista en poesía, o en poesía
latinoamericana, para amar los poemas ofrecidos, o para desear inquirir más sobre
los poetas que los ofrendan.
Del silencio y otras sorpresas
Está el silencio como castigo, y está el silencio de la admiración.
Está el silencio que sólo causa una inexplicable aflicción al
inocente, y el silencio que acompaña a la muerte. Está el silencio tras
concluir una batalla, el silencio que flamea en los destrozados estandartes, o
el que se columpia en los mástiles de los barcos luego de pasar la tormenta.
Hubo un silencio antes de la Creación, y el silencio que brota al
concluir la misa.
Jesús pide a sus discípulos que acallen sus milagros. Jesús no
responde a las acusaciones de quienes lo atormentan, o confunden su silencio
con altanería.
El silencio cancela el entusiasmo, acaba con el mundo de los visionarios,
apaga los pasos de quienes marchan hacia el cadalso.
Están quienes asignan el silencio para oír más claro, y quienes
imponen el silencio para no saber. Está el silencio para indultar y el silencio
de la delación.
Para aquel que ora a su Dios, acostumbrado a todos los sonidos de los
que oran con él, la oración muda es sospechosa. Y lo mismo ocurre con la
poesía. Afortunadamente, muchos de esos silencios, el silencio de la
admiración, el silencio de antes de la Creación, el silencio para oír más claro,
el silencio de quien desea saber, el silencio del perdón, el silencio del
milagro, el silencio de quien no denuncia, no se acobarda, no se rinde, han
encontrado su voz en De la belleza y el
furor. Parte de la gran poesía de América Latina ha vuelto a hablar en
el libro de Carmen Virginia Carrillo.
Nueva
York, mayo de 2013
A continuación transcribo la Introducción que la autora hace al libro:
El presente trabajo constituye una revisión crítica de las más relevantes
propuestas poéticas, grupales e individuales, de la década del sesenta en
Venezuela. Son objeto de estudio las obras de los más destacados integrantes de
los grupos surgidos en la capital: Sardio (1958), Tabla
Redonda (1959), El Techo de la Ballena (1961), del movimiento de provincia Trópico uno (1964) y de
aquellos autores que, sin haberse unido a estos grupos, iniciaron su obra
poética en esta década y cuyos libros han tenido una resonancia significativa
en el público lector y en la crítica literaria.
El análisis de las
poéticas en cuestión se realizó a partir del estudio de los grupos y movimientos literarios,
cuyos manifiestos y planteamientos
editoriales, especialmente en revistas, permitieron articular propuestas estético-ideológicas disidentes
y subversivas. Buscaban romper con la
cultura dominante y asumir un compromiso
social a través de un lenguaje más cercano a lo conversacional y coloquial, de
esta manera intentaban darle una dimensión socio-política al arte y
la literatura. En sus obras se puede
observar actitudes estéticas y políticas
definidamente rupturales que respondían a un particular proceso de
transformación histórico-cultural que no se limitaba al espacio nacional, sino
que se insertaba en un proceso de índole continental.
Una actitud generalizada
en la literatura aspiraba a superar lo tradicional, no sólo en sus aspectos
formales y estilísticos, sino también en su visión del mundo. La poesía se nutría de la historia, del
cotidiano enfrentamiento con la urbe. La
renovación de la palabra era un arma de
combate. Esta propuesta estético ideológica subversiva constituyó la corriente
predominante de la época, sin embargo otras tendencias se hicieron presentes en
el campo literario; entre ellas destacaron la poética que se abocó a la
experimentación formal e imaginativa con una marcada orientación surrealista y
la poética que reconstruye la memoria y
asume el discurso poético como palabra fundadora de mundos, que transforma la realidad a partir de la reinterpretación y la
reivindicación de la historia, las tradiciones y de la geografía autóctonas.
No podemos dejar de
mencionar, aunque no será objeto de nuestro estudio, una poética minoritaria
que se preocupó particularmente por la perfección formal, cercana al
abstraccionismo poético y que, a pesar de mantener cierto gusto por las formas
poéticas tradicionales, planteó importantes renovaciones.
Comenzamos el estudio en
1958, dos años antes de iniciada la
década del sesenta, ya que el 23 de enero de este año cae la dictadura
del general Marcos Pérez Jiménez y con
este acontecimiento comienza una nueva etapa política en el país, la etapa
democrática; sin embargo el gobierno de Rómulo Betancourt no respondió a las expectativas de los
jóvenes intelectuales por lo que surgieron nuevas fracciones de izquierda más
radicales y comenzaron a actuar los movimientos
contestatarios e insurreccionales.
El año 1958 marca también el inicio de los grupos y movimientos
artístico-literarios rupturales con la aparición de Sardio; un año más tarde surge Tabla redonda. Tras la publicación del octavo número de la
revista Sardio, de mayo-junio
1961, el grupo se disuelve; aquellos que se identifican con la revolución cubana
y con las ideologías de
izquierda, pasan a El
Techo de la
Ballena. En 1969 se cierra
el ciclo de El techo, sin
embargo algunos balleneros continuaron su labor en Rocinante hasta mediados de los años setenta. En el interior del país destaca
particularmente la aparición del grupo Trópico uno en 1964, cuyos
integrantes combinaron la ortodoxia
política de Tabla Redonda con la irreverencia ballenera.
Las posturas varían: algunas son muy
radicales y se identifican con la disidencia, otras se encuentran menos
definidas. De ellos nos interesa
particularmente el aporte que ofrecieron a la poesía y cultura y las relaciones dialógicas que se establecieron entre los grupos y autores
objeto de nuestro estudio.
Consideramos que el mayor
aporte de esta investigación consiste en el estudio y explicación de un período crucial de la poesía venezolana
en el que iniciaron su producción varios de los poetas venezolanos que han llegado a convertirse en autores reconocidos a nivel
latinoamericano y europeo. El estudio del
germen de esa obra fundamental
para la poesía de habla hispana y la sistematización de las poéticas que
trascendieron el ámbito nacional y el período en que fueron realizadas, es
nuestra contribución a la historiografía de la literatura venezolana del siglo
XX.
El libro, en su versión digital puede encontrarse en Amazon, Itunes store, Kobo y Barnes and Noble.
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