Mario Szichman
Cuando la profesora Carmen Virginia Carrillo
me propuso que creara un blog, en abril de 2013, le dije rotundamente que no.
Ni siquiera sabía cómo hacerlo. La profesora Carrillo me dijo que ella se podía
encargar de la parte técnica. Yo solo tendría que escribir artículos, de unas
cinco o seis páginas cada uno. Con dos artículos por semana sería suficiente.
En esa época también colaboraba con el
periódico Tal Cual de Caracas, y escribía para esa publicación entre dos y tres
artículos por semana. Y tenía también proyectos de algunas novelas. Me parecía
agobiador sumar ocho artículos más por mes. A cinco o seis páginas por
artículo, eso involucraba una carga adicional de alrededor de 40 páginas
mensuales.
Fast—forward. Hoy, 26 de mayo de 2018, mi blog tiene publicados
526 artículos. A un promedio de cinco páginas, son un total de 2.630 páginas. Una
novela mía suele tener un promedio de 250 páginas. Eso equivale a 10 novelas.
Por supuesto, el blog no me privó de escribir
cinco novelas más, todas ellas bajo la supervisión y edición de la profesora
Carillo. Dos de ellas ya han sido publicadas: Eros y la doncella, sobre el Reino de Terror en Francia, y La región vacía, que tiene como tema
central el ataque a las torres gemelas de The
World Trade Center. También ha sido traducida al inglés con el título de The Empty Region. (Ambas fueron
publicadas por la editorial Verbum, de Madrid.)
A WORK IN PROGRESS
Descubrí bastante tarde que la escritura no es
una labor solitaria, sino a cuatro manos. Estuve 20 años sin publicar, aunque
nunca cesé de escribir, simplemente porque no sabía cómo confeccionar una
novela, crear personajes creíbles, eludir puntos muertos. Me lanzaba a
escribir, y en algún momento tropezaba con un callejón sin salida, y debía
abandonar el manuscrito.
Cuando concluí la trilogía narrativa de la
familia Pechof, (La verdadera crónica
falsa, Los judíos del Mar Dulce, A las 20:25 la señora pasó a la inmortalidad,
todas ellas editadas luego por la profesora Carrillo), pensé que estaba agotado
como escritor.
Afortunadamente, Nelson Luis Martínez,
director del diario Ultimas Noticias
de Caracas, me convenció que escribiera una novela sobre El Precursor Francisco
de Miranda. Fue como un vuelco del destino. Los grandes hombres promueven en
los escritores vastas alucinaciones. Y mi extravío llegó al punto que hice
hablar a Miranda en primera persona, lo sumergí en los delirios de la
Revolución Francesa, lo hice transitar por algunos de los episodios históricos
más relevantes de finales del siglo dieciocho y comienzos del siglo diecinueve,
y lo mostré como un héroe trágico.
A Los
Papeles de Miranda siguió Las dos
muertes del general Simón Bolívar, donde también puse a hablar al
Libertador en primera persona, y Los años
de la guerra a muerte, quizás la novela más feroz de toda la trilogía,
gracias a la presencia del asturiano José Antonio Boves, quien tenía costumbre
de sumergir a los patriotas en barriles de melaza hirviendo.
Aunque era más fácil la manera de narrar, pues
me estaba guiando por episodios históricos, sabía que necesitaba algo más: el
funcionamiento de la imaginación dialógica.
LA REPUDIABLE SOLEDAD DEL ESCRITOR
Siempre pensé que una mujer alteró la manera
de narrar de Dostoievski: su esposa, Anna Grigoryevna Snitkina. Anna era
estenógrafa, y ayudó a Dostoievski a terminar su novela El Jugador en 26 días. Y luego, como compañera inseparable,
colaboró en la transcripción de varias de sus novelas.
Pero existía un elemento adicional: cuando Dostoievski
comenzó a trabajar con Anna, cambió su técnica de escritura y comenzó a dictar
en voz alta. Y en esas circunstancias, el método de narrar altera su curso. Haga
el lector la prueba de escribir algunos párrafos, y luego, repítalos en voz
alta. Podrá comprobar que hay una variación en el texto, tal vez por la
entonación, quizás porque el énfasis se deposita en otras palabras.
El método tan ponderado de Mijail Bajtin de La
imaginación dialógica tiene varias posibilidades, pero todo confluye en lo
mismo. En tanto en la narrativa tradicional hay un personaje central y varios
secundarios, en la escritura de Dostoievski nadie es prima donna. En Crimen y
Castigo, es obvio que el personaje central es el estudiante Raskolnikov.
Pero sus ideas y métodos, inclusive su tesis de que el asesinato de la vieja
usurera y su hermana tiene como propósito un bien mayor: favorecer a otras
personas, pronto queda disuelto en los interrogantes de otros personajes.
Y, lo más interesante es que el personaje más
detestable, Svidrigailov, un amoral a quien no repugna cometer asesinatos, es
más lúcido que Raskolnikov.
Eso deja al lector sumido en un total
desconcierto. Si la novela carece de un personaje capaz de decidir la moral de
una acción ¿qué le resta al lector?
Hasta Dostoievski, el escritor era el ser
supremo, decidiendo qué estaba bien, y qué estaba mal. Con Dostoievski, el
lector es apremiado para decidir el conflicto, junto con los personajes de una
narración.
La imposición del lector como jurado, si no al
menos como juez, ha traído interesantes cambios en la escritura de novelas. Han perdido su actitud rectora, navegan en la
ambigüedad. Hay un tercero en discordia, que es el lector.
FAST—FORWARD POR SEGUNDA VEZ
Finalmente, un consejo: nunca rechacen un
desafío. Sin el blog, nunca hubiera podido escribir más de 500 artículos en
cinco años. Tampoco hubiera logrado explorar algunos de mis temas favoritos: la
novela de aventuras, el policial noir, ciertos
episodios históricos, algunas demencias políticas.
Varias tramas que aparecieron luego en mis
novelas fueron anticipadas en el blog. El blog siempre fue material de
discusión con la profesora Carrillo.
Y de esa discusión, siempre surgieron ideas
provechosas. Otras, en cambio, tras ser puestas a prueba en el blog, fueron
excluidas de mis novelas de común acuerdo.
El blog es como un enorme cajón de sastre.
Permite toda clase de experimentos.
Como acotación final: nunca rehúsen una
propuesta hasta explorar sus entretelones. Siempre pueden surgir cosas
sorprendentes.
Amigo Mario, este blog tuyo debería ser un referente para cualquier escritor, al menos lo es para mí. Te felicito por el éxito alcanzado. La dedicación y la constancia siempre dan buenos frutos. Un abrazo grande.
ResponderEliminarGracias, apreciado Rafael. Tú sabes cuanto admiro tu novela "Identidad compartida". Es una de las mejores novelas venezolanas del último cuarto de siglo. Sigue escribiendo, que yo seguiré comentando tus textos. Un abrazo.
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