Mario
Szichman
Dos libros de cuentos: A Good Man Is Hard to Find (1955) y Everything That Rises Must Converge
(publicado de manera póstuma en 1965), son el pasaporte de Flannery O´Connor a
la inmortalidad. O´Connor falleció en agosto de 1964, a los 39 años de edad,
víctima de lupus. Es, junto con Carson McCullers, la más famosa escritora
sureña de Estados Unidos, y es posible que lleve a McCullers la delantera, por
su feroz humor.
Los textos de O´Connor están
impregnados de grotesco y de horror, una especialidad de los narradores
sureños, entre ellos William Faulkner y Erskine Caldwell.
“Todo aquello que viene del sur suele
ser calificado como ´grotesco´por el lector del norte de Estados Unidos”, dijo
O´Connor. “A menos que sea realmente grotesco. En cuyo caso, es denominado
´realista´”.
¿Qué es el grotesco para la narrativa
sureña? En el caso de Faulkner, la descripción de familias donde predomina el
incesto, o un crimen ancestral, como ocurre de manera peculiar en los Compson,
protagonistas de The Sound and the Fury.
Pero también adquiere otras formas. La familia de los advenedizos Snopes que
puebla el territorio de The Hamlet, es
grotesca por la manera en que expande sus tentáculos en una comunidad,
apropiándose del dinero ajeno. Una rosa
para Emily, el cuento más perfecto de Faulkner, es otra obra maestra del
grotesco. Se concentra en una aristócrata muy respetada en su comunidad, a
quien perdonan toda clase de excentricidades. Recién tras su muerte se revela
que durante varios años de su vida, durmió junto al calcificado cadáver de su
amante.
En cuanto a Caldwell, el grotesco se empecina
en los seres más pobres de una sociedad, que intentan sobrevivir por todos los
medios posibles, y se niegan, también con el mismo entusiasmo, a abandonar una
tierra que los mata de hambre. A veces un intruso, como el predicador viajero
de Journeyman, emerge para cuestionar
su mundo y sus hábitos, y en el transcurso de su odisea incurre en toda clase
de pecados, especialmente carnales, en tanto les ofrece, con enorme sinceridad,
la redención.
O´Connor concentró su grotesco en seres
desarraigados, fortalecidos por una peculiar fe en la ausencia de toda creencia.
Podían repudiar la religión, como es el caso de Hazel Motes, protagonista de Wise Blood, o aceptarla al punto de usar
a sus víctimas como corderos para el sacrificio. Eso ocurre en su célebre
cuento A Good Man Is Hard to Find (Un hombre bueno es difícil de encontrar).
Una familia común y corriente, constituida por el papá, la mamá, el niño, la
niña y la abuela, sale de vacaciones en un automóvil. El padre confunde las
señales del camino, se interna en una vía lateral, y allí tropieza con un misfit, un asesino filosófico que acaba
de huir de una prisión de máxima seguridad. Tanto el diálogo como la situación
arrinconan al lector, quien no sabe si reír a carcajadas o abandonar el cuento anticipando
la certera calamidad que acabará con toda la familia.
La narradora tenía una inimitable capacidad
de combinar en sus comedias siniestras equivocaciones, situaciones inesperadas,
y una impecable prosa nutrida de felices detalles. En una parte de Wise Blood, O´Connor nos informa:
“Comenzó a caer una ligera lluvia, y Hazel puso a funcionar el
limpiaparabrisas, que causó un gran estrépito, como dos idiotas aplaudiendo en
una iglesia”.
Cuando le preguntaban cual era la
fuente de sus historias, pues vivía en la adormilada comunidad georgiana de
Milledgeville, O´Connor respondía: “Bueno, es cierto, aquí tenemos un colegio
para señoritas, pero esa atmósfera repleta de encajes y de frunces es felizmente
destruida por una academia militar, un reformatorio, y un asilo para dementes”.
Es obvio que ser una católica en un
país protestante, obligó a O´Connor a aceptar cierta marginalidad, y a confrontarla
con ánimo belicoso.
Tal vez el grotesco era la única manera
de que sus historias fuesen aceptables para el lector. Cuando estamos en
condiciones de reírnos de temibles verdades, el descaro resulta más aceptable.
Una intrigante mujer casa a su hija
retardada con un vagabundo manco, quien abandona de inmediato a su esposa y
escapa con el vehículo de su suegra (The
Life You Save May Be Your Own). Una adolescente que ha perdido su pierna
“en un accidente de caza”, es seducida por un joven vendedor de Biblias.
Embargada por la felicidad, no advierte que el único propósito del joven es
robarle la pierna de madera (Good country
people.)
En Wise
Blood, la primera novela publicada por O´Connor, su protagonista, Hazel Motes, se proclama profeta de “La
iglesia sin Cristo”. Su sola ambición es crear un templo donde “los sordos no
puedan oír, los ciegos no puedan ver, los lisiados no puedan caminar, los idiotas
no puedan hablar, y los muertos continúen muertos para siempre”. (La otra
novela es The Violent Bear It Away, en
la cual O´Connor insiste en recorrer un sendero de la redención plagado de
seres sin escrúpulos).
LOS TORMENTOS DE LA CARNE
¿En qué consiste la historia de Wise Blood? Básicamente, en detectar la
ceguera de la fe. El protagonista de la novela ha sido criado en la pequeña
comunidad de Eastrod, en Tennessee, en el seno de una familia inmersa en la
Biblia, aterrada por Dios. La familia de Motes “ve” a Dios como un juez
implacable. La única tarea del Creador es vigilar los pecados de todo mortal y aguardar al último día para castigarlo con
el infierno.
Hazel Motes, de 22 años de edad, recién
salido del ejército, tras finalizar la segunda guerra mundial, decide ejercer
su libre voluntad, e inventar un nuevo jesús (con minúsculas). Después de todo,
ha presenciado el infierno en la tierra, y considera que el mundo debe contar
con un nuevo Redentor, más “aggiornado”
con el siglo, y amable con sus seguidores.
Como en todo relato de Flannery
O´Connor, nadie es inmune a la locura de sus protagonistas. Varios personajes
quedan atrapados por el nihilismo de Hazel y por su curiosa visión del mundo.
(En muchas ocasiones, Hazel es nombrado Haze, que significa bruma).
La experiencia de guerra, las mentiras
que ha escuchado Hazel de sus jefes y compañeros de lucha, lo convencen que
todo el problema radica en Jesús. Por culpa de Jesús, piensa, el mundo es un
antro del pecado. Sin Jesús, el pecado se eclipsaría del mundo, el ser humano
volvería a vivir como antes que Adán y Eva confiasen en la serpiente.
Si el templo de la mentira se erigió
con la iglesia de Cristo, piensa Hazel, el templo de la verdad surgirá con el
nihilismo. Para eso creará The Church
Without Christ, donde el ciego no podrá ver, el lisiado no podrá caminar, y
los muertos estarán muertos para siempre. La visión de Hazel lo conduce a una
población cercana a donde nació, Taulkinham.
El protagonista adquiere un vehículo
tan defectuoso como su alma, y comienza a predicar su total falta de fe. No
pasa mucho tiempo sin que Hazel resulte rodeado de “freaks,” monstruos que se
adaptan perfectamente a su intolerancia, y en ocasiones se aprovechan de ella.
Se aloja en una pensión propiedad de una dama Leora Watts, quien exalta como el
elemento excepcional de su propiedad “la
cama más amistosa de la población”.
Hazel está dispuesto a demostrar que es
una nueva clase de predicador. Lo primero que hace es pedirle a un taxista que
lo conduzca a un burdel, a fin de corroborar que no cree en el pecado, pues
está dispuesto a practicarlo.
En ese retablo de las maravillas que es
Taulkinham, los pecadores no escasean, aunque creen de manera fervorosa en los
milagros, en la redención, y en el más allá. Es increíble encontrar en muchos
escritores sureños una hermandad espiritual con varios escritores españoles del
Siglo de Oro, especialmente con Quevedo, Mateo Alemán y el Cervantes de Rinconete y Cortadillo.
Un adolescente, Enoch Emory, ha descubierto
un nuevo jesús en un pequeño ataúd emplazado en un museo de historia natural.
La intención es ofrecerlo a su profeta.
Hazel tropieza con Asa Hawkes, un deshonesto
predicador, y con su quinceañera hija, Sabbath Lily, que es la tentación hecha
mujer. Su cruzada antirreligiosa le proporciona escasos adherentes, pero le
señala, de manera improbable, el camino a su personal salvación.
Y la salvación involucra aceptar la
verdad, tras descubrir la falsa ceguera de Asa, el padre de Sabbath Lily. Asa
ha divulgado en un periódico su intención de arrojar cal viva en sus ojos con
el propósito de abandonar placeres terrenos. La cobardía de Asa Hawkes convence
a Hazewl que inclusive para abominar de la religión, hay que tener una fe
inmensa.
Sabbath Lily le señala a Hazel su
camino, de una manera inesperada, al comentar que sus ojos “No parecen
contemplar lo que está mirando. Y sin embargo, persiste en contemplar”.
Hazel decide someterse el reto que Asa
ha declinado y queda ciego tras arrojar cal viva en sus ojos. A partir de ese
momento acepta su destino, y marcha a la muerte. Nada lo ha convencido, pero al
menos vive en paz con su escasa certidumbre.
“Wise
Blood es una novela cómica”, dijo Flannery O´Connor en el prefacio al
relato. “Y como tal, es muy seria. Pues todas las novelas cómicas tratan de
problemas vinculados con la vida y la muerte”.
O´Connor era una gran narradora. Estaba
convencida de que “La creencia es aquello que alguien considera una verdad sin
importar si confía en ella”.
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