Mario Szichman
Para Ianina Masciarelli
Sin hacer alharacas, sin
mucha promoción, Gustavo Reyes (Carúpano, 1975) ha comenzado a destacarse como
uno de los mejores artistas plásticos de la Venezuela actual.
En sus trabajos parecería
no existir el trasfondo. Hay una meticulosa elaboración de superficies. En
algunos de sus cuadros solo la gama anuncia el segundo plano, pues todo parece
en tres dimensiones. En los bodegones, la transmutación de los objetos opera en
distintos niveles. Es casi naturalista en las frutas o verduras, caprichosa en
las jarras, fantástica en los planos superpuestos.
En otras ocasiones, la
figura femenina se revela como un trampantojo. La sonrisa de las mujeres emerge
de cuerpos casi imperceptibles entre azulejos de colores.
En De la belleza y el furor, cuadro que ilustra la portada del libro
del mismo nombre de la ensayista Carmen Virginia Carrillo, el rostro afable de
la mujer en primer plano contrasta con la pareja del fondo; un imagen un tanto
futurista que da cuenta de una estética disonante.
UN AUTOR EN BUSCA DE UN PINTOR
Creo que ya conté en
muchas ocasiones mi fascinación con los ataques a las torres gemelas de Nueva
York, las centenares de páginas que dediqué al evento, especialmente en el periódico
Tal Cual de Caracas, pero también en
la revista Contrabando, dirigida con
eximia calidad por Alonso Moleiro. Y creo que fue en Contrabando donde imprimieron, junto con un artículo mío
conmemorando los cinco o seis años de los atentados, la foto de Thomas Hoepker mostrando un grupo de
jóvenes despreocupados y felices tomando sol en el área de Williamsburg, junto
al East River, mientras al fondo ardían las torres.
Cuando finalicé mi novela
La región vacía Luis Rafael
Hernández, el editor de Verbum de Madrid, me pidió sugerencias para la portada.
(Siempre he tenido la suerte de trabajar con editores que consultan a los
escritores, proponen y aceptan propuestas. Me ocurrió con ese extraordinario
editor venezolano que se llamó José Agustín Catalá, encargado de publicar en
Ediciones Centauro La trilogía de la
patria boba). Mi idea original fue
obtener la foto de Hoepker, pero la profesora Carrillo tuvo una idea aún más
original: ya que la icónica imagen del fotógrafo alemán es muy ubicua ¿por qué
no brindar una imagen inédita? Y ella conocía a la persona capaz de crearla:
Gustavo Reyes.
Uno de mis mantras es la
imaginación dialógica. Proviene del crítico ruso Mijail Bajtin y ha generado
muchas páginas de buena crítica, tanto de Bajtin como de sus seguidores. El
autor descubrió en Dostoievski el sustento de su tesis. En otros escritores
predomina el monólogo, prevalece su punto de vista. En las novelas de
Dostoievski es muy difícil determinar qué personaje lleva la voz cantante. Los
diálogos en Crimen y Castigo, en El Idiota, en Los hermanos Karamazov son como sinfonías corales. Dostoievski
podía ser un reaccionario en sus trabajos periodísticos, pero no hay un solo
personaje de su narrativa, inclusive el más opuesto a su filosofía política,
que no demuestre sus vigorosas razones para opinar como lo hace.
Gustavo Reyes permite que
florezca la imaginación dialógica. En el caso de las portadas, nunca desdeña
las ideas del autor. Recuerdo los numerosos bocetos que creó antes de poner
color y tres dimensiones al producto final. En la portada de La región vacía se hallan representados
los elementos centrales del relato. El diálogo con Reyes permitió a la editora,
al novelista, evocar la trama. El significado, el secreto de una búsqueda, está
allí. No solo el impacto de los aviones en las torres sino su protagonista, sus
hijos, en su infancia, y luego recuperados en los momentos finales, el hombre
cayendo en una perfecta vertical, que desata la indagación del periodista. Y
también el erotismo, que reclama sus derechos en medio de tanta muerte, o ese
icónico reloj que preside los collages de Marcia, su personaje central, y
muestra su talentosa, difícil manera de ganarse la vida.
TRANSMUTACIONES
Reyes se inició en el
camino de las artes plásticas cuando tenía ocho años de edad. Participó en su
primera exposición colectiva en el Ateneo de Carúpano a los 11 años. Usando la
técnica de los “comics”, comenzó en su adolescencia a fusionar la técnica de
acuarela y tinta. En el 2002 viajó a España para estudiar a los grandes maestros
españoles, y desde ese momento, empezó a ser conocido fuera de Venezuela. Ha
expuesto en Malone House, de Belfast, y en la O´Grady Gallery de Dublin, Irlanda. Ha hecho muestras particulares en
Budapest, Barcelona, Londres y Los Ángeles, en la Galería Botello de Puerto
Rico y en la Galería “Espacios Libres” de El Hatillo, Caracas.
Con la destreza de un
juglar, Reyes va recreando técnicas y escuelas. Es difícil adivinar sus
influencias debido al modo en que organiza los materiales. Sus creaciones se
caracterizan por un furioso colorido. Una estructura de mosaico organiza las
tres dimensiones en sus texturas. El pródigo tinte, el sabio control de los
espacios, ha permitido al artista trazar una huella muy original en su pintura.
Es muy difícil pasar delante de un cuadro de Reyes sin detenerse, o borrar de
la memoria sus cuadros tras haberlos contemplado.
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